26.8.06

Chascarrillos de aeropuerto

Los fatídicos sucesos del 11 de septiembre me lo explicaron en las vísceras.
¡Era obvio que terminaría en ropa interior, con el pasaporte tristemente encajonado y un molesto murmullo de harpías (svjairths kasjksuve lastbehyh patiskw), que me sonaba a bengalí, sueco o quizás tagalog, pero era hebreo!

Diciembre de 1994
Enamorada perdida de un hombre que vivía en mi país, pero provenía de otro, lloré un poco cuando me dijo que se iría a Nueva York a pasar las navidades con su familia. Lloré un poco, sí, pero enseguida tomé la decisión de partir yo a Londres a pasar las fiestas con mis amigotes de siempre. ¡Qué tanto! Una es una mujer emancipada. Las Penélopes han pasado a la historia. ¡Bye, bye, baby!

- Baby, te extraño. Hace dos días que salí de Buenos Aires y ya te extraño. ¿En serio que también me extrañás? Bueno, veré que hago. Quiero verte. Hay muchos pasajes baratos desde Londres a Nueva York. ¿No sería genial comenzar el Año Nuevo juntos?

Y así fue que volé hacia los brazos de mi Romeo, mi Aladín, mi Bella Bestia, en un avión de El Al, la línea israelí que ofrecía las mejores tarifas estudiantiles y las mejores técnicas indagatorias del mercado. Antes de subir, debí responderles idénticas 74 preguntas a 3 personajes diferentes. Fue un milagro haber demostrado cierta coherencia, siendo que, por costumbre, había llegado tarde al aeropuerto porque había extraviado el boleto y debieron reemitirlo y bla bla bla (detalles sin importancia para esta historia).

Creo que, pese al engorro, poco me cuestioné la validez o el motivo de tanta pregunta y repregunta de los israelíes. Y si lo hice, el pensamiento no debe haber ocupado más de 5 minutos, ya que mi cabeza estaba del otro lado del océano, específicamente entre las piernas de mi foráneo querido. Tampoco se me cruzó por la mente el hecho de que iba a conocer a la familia de mi pretendiente, ni de que Nueva York no es sólo una famosa ciudad con aeropuerto sino también un estado, cuyas dimensiones distan mucho de ser pequeñas. El candidato debió manejar 600 kilómetros desde la casa de sus padres para recogerme en el aeropuerto, y otros 600 kilómetros para llevarme a la casa de sus padres, donde pasaríamos 4 días juntos antes de volver a trasladarme al aeropuerto de Nueva York para que yo viajara nuevamente a Londres donde me quedaría por dos días más antes de viajar a Buenos Aires “donde también viajará mi novio que ahora está en Estados Unidos por las fiestas pero que ya se vuelve a Buenos Aires porque trabaja allí, pero yo sólo vine a EEUU a pasar Año Nuevo y me quedé 4 días, porque iban a ser 7 días, pero extravié el pasaje y me lo tuvieron que reemitir pero, como se trataba de esos boletos baratos para estudiantes, sólo la agencia podía reemitirlo, pero la agencia estaba cerrada por navidad y tuve que esperar a que abriera y entonces los 7 días de estadía en EEUU se me hicieron 4 y por eso me quedé tan poquito tiempo y vuelvo a Buenos Aires apenas llego a Londres…"

Todo esto se lo conté a la empleada de EL AL que, con asombroso poder de concentración, seguía el descabellado y algo sospechoso rumbo de mi cuento antes de hacerme el check-in para regresar a Londres.

(¿Regresar, dirán? Sí, ya debo regresar. Lamentablemente, fueron sólo 4 días, ¡pero qué 4 días! Se los cuento en otra oportunidad).

- ¿Algo que declarar? - me pregunta Berta Judith, la del check-in.
- Sólo llevo un discman para un amigo.
- Lamentablemente, se lo vamos a tener que retener porque todo electrónico debe pasar por el chequeo de seguridad y ya hemos cerrado la máquina. Usted llegó tarde.
- Es que había mucha nieve en el camino. Hicimos 600 kilómetros para llegar aquí.
- Sí, comprendo. Por eso, el discman se queda aquí y luego se lo enviamos a Londres.
- ¿A Londres? Pero si en Londres sólo me quedaré dos días. Cuando llegue el aparato, yo ya no estaré. Le dije que volvía a Buenos Aires. ¡De ninguna manera! ¡Me lo llevo conmigo!
- Lo lamento, señora. Son reglas de seguridad que debo cumplir. El discman se queda acá.
- Lo lamento yo, señorita. Me llevaré el discman y se acabó.
- No, señora, las reglas de seguridad son muy estrictas y debo retenerle el discman.
- ¡Pero estamos hablando de un miserable discman, caray!
- Lo que sea señora. Uno nunca sabe.
- ¿Pero qué está insinuando?
- (labios apretados, cara de póquer)
- Dígame una cosita, ¿usted me ve cara de delincuente?
- (labios apretados, cara de póquer)
- Contésteme.
- (labios apretados, cara de póquer)
- Pero ¿de qué carajo tienen miedo? ¿de que lleve una bomba? Para que lo sepa, señorita, yo no tengo una bomba. ¡Tengo DOS!

Recuerdo que puse cara de divertida y ocurrente. Recuerdo que los labios apretados de la muchacha se apretaron un poco más y luego se abrieron enfurecidos para parasvjairths kasjksuve lastbehyh patiskw con su compañera.

- Por aquí, por favor. Pase por aquí, le digo.
- Pero.... ¿adónde me llevan? - me transportaban cual loco tomado de los codos; sólo que las piernas no me colgaban.
- Ssvjairths kasjksuve lastbehyh patiskw tysmaslldahsuy gkjdasigkes lasiccielksjsa (o algo así)
- No entiendo.
- Su equipaje quedará retenido. Se lo enviaremos a Londres en unos días.

Lo demás se hace nube en mi memoria. Sólo sé que continuaba el swuajauhyste jasjuydgaslaskdasskas de las dos mujeres, que mi pasaporte quedó incautado en un cajón del cuarto gélido al que me llevaron, que terminé en bolas luciendo mi nuevo conjuntito de ropa interior, que las manos de las harpías me recorrieron de arriba abajo (seguro que se alegraron de verme los entonces incipientes pozos de celulitis) y que mi hombre no tenía la más pálida idea de lo que sucedía allí adentro.

Tras 45 minutos de preguntas, repreguntas y retro-repreguntas absurdas, una bruja con cara de caza terrorista hambrienta, me escoltó hasta la puerta del avión, donde no se perdió ni un solo segundo del dilatado beso con que despedí a la razón de mi epopeya. ¿Por cuánto tiempo estarán separados?, preguntó indiscreta. Cuatro días, respondí. Indignada ante el flojo final de la telenovela, me depositó en el avión y pegó la vuelta.

11 de septiembre de 2001

-¡Con razón me llevaron "presa" cuando le dije a la empleada de El AL que tenía dos bombas en la valija!- comenté a mi marido mientras miraba las noticias y le cambiaba los pañales a mi hijo.

Noté que se le descolocaba la mandíbula. Jamás le había contado toda la conversación con Berta Judith, no por ocultarlo, sino porque seguía creyendo que mi inofensivo chascarrillo había sido un hecho totalmente irrelevante.

16 comentarios:

Vade Retro dijo...

Buenísima la historia, me has tenido enganchadísima leyéndola. La inclusión del lenguaje "original" en que se mantuvo la conversación me ha arrancado más de una sonrisa. Buen tema. Felicitaciones y un beso.

Alicia R. dijo...

¿Siempre sos así de bromista? La historia está buenísima.

Por suerte no te tocó entrar a Egipto desde Israel. El interrogatorio es dígalo con mímica. El empleado que me tocó sólo hablaba árabe, pero te abren cada una de las cosas que tenés en tu estuche de maquillaje.

Última aclaración. Lo que hablan los israelíes es hebreo, lengua biblica que fue "resucitada" y recreada con la creación de Israel; y no idish,lengua derivadada del alemán antiguo que era hablada por los judíos de Europa del Este.

¿Cuándo recibiste el equipaje?

Chiara Boston dijo...

Vade, me alegro que mi idiotez te haya dado risa. Al menos sirve para algo!

Liter, me olvidé de los deditos! Pero bueno, esto es un blog y el espacio apremia. He omitido muchas otras cosas por el bien de los lectores, pero al menos, cumplí con tu propuesta. eh?

Alicia, aunque pocas veces me he encontrado en situaciones de falta de comunicación idiomática, supongo que es uno de los momentos más frustrantes.

Tan frustrantes como que te digan con toda razón que sos una ignorante que no sabes que yiddish no se escribe como en inglés ni es el idioma que se habla en Israel. Ya mismo lo cambio...a ver si se nota mi incultura!!

Briggite, el equipaje me llegó al filo de la navaja. Pero lo tuve que ir a buscar yo a un depósito de Heathrow que quedaba en el medio del desierto. Patético lo mío. De rebelde, nada...Pelotuda!!!

Besos a todas

Anónimo dijo...

:D muy bueno

MIB dijo...

MADRE MÍA!! ajjaja.. Con eso no se jode! eh!! Ahora ni se te ocurre decir algo semejante.. con la paranoia tremenda que hay!!
ASí es que con cara de terrorista la niña eh!
me encantó el relato!
saludos!

Bebe dijo...

Me hiciste acordar a la pelicula La familia de mi novia, cuando Greg Focker (ben Stiller) se vuelve frustrado a Nueva York y en pleno avión dice la palabra BOMB a una azafata (Kali Rocha) y termina mas o menos como vos en un cuartito interrogado cual terrorista! Nunca pensé que podía suceder en la vida real!!!
Sos increíble!!!
Muy buena anécdota

FUI_YO dijo...

Un lindo blog, de lindas letras porteñas que me hacen recordar la buena y hermosa gente que tuve oportunidad de conocer hace un tiempo en Baires. Un abrazo Pacífico para unas Atlánticas letras que tuve el privilegio de leer.

Ana dijo...

Esta muy bueno! Pero eso sí, seguro tenés claro que no se te puede ocurrir repetirlo ahora!! Parece que las nuevas leyes preveen la pena de muerte inmediata para esa broma : (

FUI_YO dijo...

Gracias por su visita, gracias por sus letras, gracias por permitirme encontrarla en el cyberespacio.

Anónimo dijo...

La estupidez es un razgo permanente de la burocracia.

Alicia R. dijo...

Perdón por seguir con el tema idiomático,pero escribí idish en lugar de yiddish porque me dió fiaca ver cómo lo habías escrito. Nada más lejos de mi intención corregirte. Son los problemas de pasar de un alfabeto a otro. De todos modos, me parece que las 2 formas son son fóneticamente correctas.

Vico dijo...

Me han cuestionado que he puesto en mi perfil que soy un peligro para la nacion americana, hasta esto hemos llegado! Lo de bomb, mas de una vez me tengo que morder la lengua en la escuela...no sea que me arresten.
genial anecdota...excelente contada

Chiara Boston dijo...

En una época en la que supuestamente se han conquistado libertades, hemos perdido la espontaneidad, la confianza, el sentido humor.

Gracias a todos por las visitas o los comentarios. Creo que he aprendido la lección.

MIB, hay muchas cosas que son impensables si se comparan épocas. Lo irás viendo con el paso de los años. Gracias por venir !

Bebe, no me acordaba de la peli de los Focker, pero ahora recuerdo que me reí con la escena. Y no me sorprendió la coincidencia, porque siempre me admití tan catrasca como ese infeliz.

Solo_yo, por lo general, se encuentra lo que se busca. Bienvenido!

Ary, acaso me has llamado burócrata? Ja ja

Gracias, Lurdena!

Ana, he crecido y ahora valoro mi propia vida. Me porto bien.

Charru, es que en verdad, sos un peligro para esa nación. Si habláramos, amiga! En fin, sin comentarios… Me alegro de verte más repuesta.

Alicia, lo ortográfico es una nimiedad al lado de la ignorancia de la que aún me sonrojo.

Besos a todos.

Chiara Boston dijo...

Besitos, Manel... No es que te haya olvidado. Es que pretendía saludarte en exclusiva (elegante salida..a qué sí?)

Anónimo dijo...

Supongo que esa frase habrá sonado en ese sitio igual que sonó mi legendaria broma en un banco en Bs. As. Mi amigo y yo hacíamos cola ante una ventanilla para pagar algún recibo; nuestro aspecto debía ser preocupante para empleados y clientes, puesto que nos miraban con recelo. Eso, a mí me molestaba,me separé de mi amigo y le grité en rápida frase: "Agarrámela con la mano, yo soy más alto"

Chiara Boston dijo...

Imagino las caras de pánico, Abel. Todos cuerpo a tierra! Pero bueno, lo tuyo al menos fue con bronca. Yo me quería hacer la irónica divertida. Y todos se rieron de mí...buá!!!

Gracias por tu visita, Abel.