Lo que sucede es que "un niñito disgustado y un padre complacido" puede invertirse vía llanto, enojo, o psicopateadas varias según la edad. O sea que no siempre es una fórmula estable, porque el disgusto infantil tiende a repartirse al universo más próximo. Besos.
Elena, donde la recuerda e intenta modificar patrones...
Alicia, cuando digo niño disgustado, incluyo todas las consecuencias. Cuando digo padre complacido, me refiero a la capacidad de haber puesto un límite. Lo demás, nos queda para la anécdota, el diván o el café con las mamás de la escuela. Besos
Charru, loco, loco...como el oficio de ser padre...
Frac, "posibilitaría"...todo dicho a futuro y con signos de pregunta. Pero bueno, siempre existen las psicoterapias para enmendar las cuentas que nos salieron mal!!!!
Escriptorum, tanto se acostumbran a las facilidades, que luego no esperan otra cosa del mundo que los rodea.
SUPONGO QUE AL DECIR LÍMITE, HABLAMOS DE LÍMITES RAZONABLES. AHORA BIEN...QUÉ ES LO RAZONABLE??? Ufff...dejémoslo aquí
Los límites son necesarios,de hecho muchas veces los niños,con diferentes actitudes,los reclaman a gritos. Los no sensatos,nos enseñan a valorar los si que la vida nos regala
cada limite a su ecuacion...me temo que en mi caso es un niñito complacido y una madre complacida, ambos somos chocoholicos y nisiquiera nos duele la panza...ya se' iremos ambos a la psicoterapia y de repente nos hacen tambien un descuento...
yo con la matematica no me llevo bien, no tendrias otra pregunta mas facil?....yo practico una matematica mas...artesanal.
Es difícil a veces, sobre todo cuando el impedir que se chocolate produce la fatídica rabieta, pero es la única forma de poner límites. Si no lo hacemos desde pequeños, podemos llegar a ser incluso víctimas de "los pequeños dictadores".Suele ocurrir mucho en España.
Complicado, complicado...pero apoyo tu moción aún más después de haber criado (según yo muy bien) a un par de bandoleros que continuamente buscan caminar sobre las rayas limitrofes.
Besos enormes amiga mía...hermosso comentario me has dejado.
¿y si el padre se come el chocolate para que no le caiga mal al hijo, y luego tiene que ir al dentista, y tiene que comprarse pantalones de dos tallas más? ¿Qué ejemplo le estaría dando al hijo? Mejor no comprar chocolate, sólo verdura y fruta, esta última, si puede ser, bañada ligeramente en chocolate. Es que está tan bueno. Con respecto al chocolate, reconozco que sería un mal padre. Un saludo y espero que puedas visitarme.
Ay, ay! que largo camino el de los límites, y como cansa! Los que tenemos que comer el chocolate somos los que tenemos que poner límites, para endulzar un poco la vida. Cariños
Como mamá de 5 (mama y papa porque soy viuda) ya te puedo decir que cuando los limites se establecen ya no hay disgusto...estan asumidos...siempre surgen nuvos desafios para tentar a los limites (salidas, fiestas, amigos...según la edad) pero se pueden superar.Besos sureños!!!
25 comentarios:
Así se empieza a leer las limitaciones y los atajos,o sea el lugarcito donde cada padre recuerda en su hijo su propia niñez.
Lo que sucede es que "un niñito disgustado y un padre complacido" puede invertirse vía llanto, enojo, o psicopateadas varias según la edad. O sea que no siempre es una fórmula estable, porque el disgusto infantil tiende a repartirse al universo más próximo. Besos.
jeje ta loco tu post...
¿Ecuación dice? Vaya sorpresa.
El no a tiempo posibilitaría un padre y un hijo complacidos...
Mejor la primera opción. Los niños olvidan los contratiempos facilmente. Y también se acostumbran a las facilidades con demasiada rapidez.
Elena, donde la recuerda e intenta modificar patrones...
Alicia, cuando digo niño disgustado, incluyo todas las consecuencias. Cuando digo padre complacido, me refiero a la capacidad de haber puesto un límite. Lo demás, nos queda para la anécdota, el diván o el café con las mamás de la escuela. Besos
Charru, loco, loco...como el oficio de ser padre...
Frac, "posibilitaría"...todo dicho a futuro y con signos de pregunta. Pero bueno, siempre existen las psicoterapias para enmendar las cuentas que nos salieron mal!!!!
Escriptorum, tanto se acostumbran a las facilidades, que luego no esperan otra cosa del mundo que los rodea.
SUPONGO QUE AL DECIR LÍMITE, HABLAMOS DE LÍMITES RAZONABLES. AHORA BIEN...QUÉ ES LO RAZONABLE??? Ufff...dejémoslo aquí
Ecuación complicada si las hay, cotidianamente se le agregan incógnitas.
jajajaja, muy lindo el blog, voy a seguir chusmendo...
Los límites son necesarios,de hecho muchas veces los niños,con diferentes actitudes,los reclaman a gritos.
Los no sensatos,nos enseñan a valorar los si que la vida nos regala
:-))
cada limite a su ecuacion...me temo que en mi caso es un niñito complacido y una madre complacida, ambos somos chocoholicos y nisiquiera nos duele la panza...ya se' iremos ambos a la psicoterapia y de repente nos hacen tambien un descuento...
yo con la matematica no me llevo bien, no tendrias otra pregunta mas facil?....yo practico una matematica mas...artesanal.
;-))
un abrazo!!
Cuesta màs lo primero,pero es mejor que lo segundo,sin duda alguna.Un beso
Es difícil a veces, sobre todo cuando el impedir que se chocolate produce la fatídica rabieta, pero es la única forma de poner límites. Si no lo hacemos desde pequeños, podemos llegar a ser incluso víctimas de "los pequeños dictadores".Suele ocurrir mucho en España.
Complicado, complicado...pero apoyo tu moción aún más después de haber criado (según yo muy bien) a un par de bandoleros que continuamente buscan caminar sobre las rayas limitrofes.
Besos enormes amiga mía...hermosso comentario me has dejado.
feliz primavera!
¿y si el padre se come el chocolate para que no le caiga mal al hijo, y luego tiene que ir al dentista, y tiene que comprarse pantalones de dos tallas más?
¿Qué ejemplo le estaría dando al hijo? Mejor no comprar chocolate, sólo verdura y fruta, esta última, si puede ser, bañada ligeramente en chocolate. Es que está tan bueno. Con respecto al chocolate, reconozco que sería un mal padre. Un saludo y espero que puedas visitarme.
Ay, ay! que largo camino el de los límites, y como cansa! Los que tenemos que comer el chocolate somos los que tenemos que poner límites, para endulzar un poco la vida. Cariños
hasta la complacencia debería ser compartida...
Curioso blog, grata sorpresa toparme con él.
Salu2
Quimera
http://quimeralidad.blogspot.com/
Es así, de acuerdo. Porque los niños diluyen su disgusto. A los adultos nos hace metástasis.
lauraaaaaaaaaaaaaaaaaaa donde miercoles te metes!!!??????
voy llegando a Palermo.
Besitos.
Y lo curioso es que dentro de cada padre hay un niño ;))
Como mamá de 5 (mama y papa porque soy viuda) ya te puedo decir que cuando los limites se establecen ya no hay disgusto...estan asumidos...siempre surgen nuvos desafios para tentar a los limites (salidas, fiestas, amigos...según la edad) pero se pueden superar.Besos sureños!!!
Sólo quería saludarte y decirte que echamos de menos tus entradas, Laura. ¡Vuelve!
Un abrazo
Laura,
El caracter se forma de pequeños, mi madre siempre decia: es mejor reñir cuando aun estan aprendiendo.
Yo estuve entre parentesis bloguero durante todo el verano, ahora regrese echando de menos tus entradas!
Besos desde el sur querida amiga,
Meli
Gracias a todos por la paciencia...
Se me dio por callar para escuchar otros ruidos...
Laura
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