6.3.12

¡EMANCIPEN!

—¿Qué va a pasar con nuestra amistad, ahora que nuestros países no se hablan? me preguntó Roger British la semana pasada.
Pues dejaremos de hablarnosrespondí, por seguirle la chacota.
Esas islas, las Faukland, son nuestras. A ver si te das cuenta.
No, my darling. Esas islas, las Malvinas, están unidas a mi país como un niño a su madre por el cordón umbilical.
—O sea, Argentina sería la madre biológica.
Eso es—le dije. Y adivinando por dónde venían los tantos, agregué: —Sí, ya sé. De las que aparecen en el orfanato una vez al año para firmar el formulario de patria potestad.
—Y así evitar que las explote su madre adoptiva—continuó diciendo mi amigo entre risas.

De común acuerdo, decidimos que las islas ya son lo suficientemente mayores como para vivir sin padres.