4.9.07

Drogas en pantalla


Tu olfato reconocerá rápidamente los aromas grasi-dulces del lugar y te llevará de narices hacia tu propio balde de palomitas de maíz y tu vaso de Coca Cola. ¿Qué tamaño? Ése, claro. El más grande, el extra large, diez o quince veces la dimensión de tu estómago.
Un pasillo sin hora ni tiempo te depositará en la sala. Podrán ser las dos de la tarde, las diez de la noche o las ocho de la mañana. Cualquier momento es bueno para meterte en el túnel del simulacro.
La pantalla será gigante y envolvente a fin de ocupar todos tus espacios y atacarte desde los cuatro ángulos. Serás casi parte de la acción y te revolcarás mansamente entre sonidos estruendosos, colores brillantes y texturas casi palpables. El ritmo vertiginoso de las escenas tampoco te dejará espacio para recapitular. Una imagen se sucederá con otra hasta marearte de estímulos vaporosos e hipnotizarte las neuronas. Te enceguecerán los destellos del cohete, te aturdirán las sirenas de la noche y los titánicos dinosaurios fagocitarán la esencia de los diálogos.
No pienses en nada. No hay nada que pensar. Simplemente fija los ojos, abre los oídos y siente los tambores retumbar en tu corazón, tu sien y las yemas de tus dedos. Deja que el argumento se escurra trivial entre la inmensidad de la pantalla y la estridencia de los efectos especiales. No pienses. No busques razones. Deslúmbrate. Encandílate. Ensordécete. Llora. Asústate. Consume ruidos, colores de humo y azúcares de aire.
Y si al salir sientes una especie de vacío en el alma y la razón, compra otra entrada y otro balde de palomitas, y anestésialo nuevamente entre los masivos narcóticos de Hollywood.

15 comentarios:

BETTINA dijo...

La sensación única, indescriptible la del cine. Sabes que estás en el cine, sabes que es ficción pero cuando el caballo viene hacia a tí, te encoges en el asiento, cuando él la besa a ella, te estremeces, cuando la bala viene hacia a ti, hasta te agachas. Es la magia del cine. Y a i, qué quieres que te diga, me encanta narcotizarme.

BETTINA dijo...

By the way, seguimos con los cambios, eh? Me gusta, me gusta...

Elena Casero dijo...

¡eh¡ menudo cambio Laurita. Creía que me había equivocado de casa.

Me gusta mucho.

Por cierto, El último encuentro lo leí este mes de Agosto.
A mí me gustó mucho.

Anónimo dijo...

Me gusta el cambio,mucho.
Ir al cine para mi es un estres hoy en día,aunque no quieras consumir,hay alguien a tu lado masticando o chupando y me desquicio.
Prefiero los clubes de cine (aunque a veces son algo elitistas en sus elecciones) o la suerte de mi ciudad de ir a un teatro donde pasan cine no comercial y esta prohibido comer.Aunque reconozco que cada vez disfruto mas de una película en casa,donde me dejo envolver por las nuevas tecnologias (suerte de tener un ciber periodista en casa) y el sónido sourrand,la pantalla plana,las velas y la copa de ron o algun vino con queso.
Con eso si me drogo,con la paz de ver una película acurrucada con mi Manué.

Chiara Boston dijo...

Bettina, narcotizarte está bien si consigues llevarte algo de lo que has visto. Te gustan los cambios? Estaba cansada de mi casa tan sosa.

Escriptorum, recién lo empiezo. Después te cuento...

Sole, a mí también me gustan esos teatros....el cine viejo, el de puro contenido sin tanto artificio. Y la capacidad de elegir lo que uno consume, sin que nadie engañe tus sentidos y te lleve a sus propios territorios.

fractal dijo...

Laurísima!
La foto eres tú, en una expresión muy tuya, tan simpática siempre. Mejor esta imagen que la anterior.
¿Qué pasa? ¿Ha llegado ya la primavera porteña? ¿Por eso los cambios de look y decorado?

Disfruta leyendo a Marai. Me encantó esta novela, y también Divorcio en Buda. Bueno, ya sabes que Budapest me tiene el corazón robado.

De lo que sucede en los cines con las palomitas y las Coca-Cola gigantes mejor no hablo... después de tanta elegancia en el ambiente
Chau, chau!

Alicia R. dijo...

Dos observaciones: la capacidad estomacal se expande en forma asombrosa y, veterana de mil películas infantiles, siempre se puede leer alguna cosita en la Palm cuando uno está demasiado aburrida.

Me gustan las fotos que pusiste. ¡Estás igual!:-)

Recomenzar dijo...

Hola mi querida hoy estas en mi blog
besos de choco..para vos

El Toro de Barro editorial dijo...

Quisiera agradecerte el comentario que has hecho en el espacio de nuestra común amiga Mucha en torno a mi poema, que fue ya publicado hace mucho tiempo pero que parece no tener tantas canas como yo, lo que cual me salva un poco.

Un fuerte abraza

Anónimo dijo...

Pero qué primooorrrr! Diría mi abuela. Tu anterior casa no era sosa. Aunque me gusta más la que hiciste ahora. Bueno, dejando de lado la puesta en valor de tu blog, vamos a los bifes. Aunque sea vegetariana. No se puede agregar una sola palabra a tus palabras. Para los que como yo, el cine fue la mamadera de su infancia y de su adolescencia (Todavía no la largo, che!), y también fue la niñera, la maestra, y en muchas ocasiones, hasta el psicólogo, lo que decís del cine es lo que ha hecho metástasis en nuestro corazón. Las viejas salas monumentales, el cine con palcos y fastuoso techo corredizo en Córdoba, y todo lo vivido allí, han provocado que una, en más de una ocasión, haga las paces con la vida. Suena exagerado. Y, sí. Qué tiene?

TICTAC dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
TICTAC dijo...

WOW!
Vi' el resplandor a dos blogs de aca', casi casi pense' haberme extraviado...preciosa tu morada Laura! luminosa como tu...

Ir al cine me encanta, sobretodo para las peliculas de accion cuya bulla compite con los masticadores de palomitas... :-))))
pero hay peliculas que tengo que volver y volver a ver desde la perspectiva de mi sofa' como en estos dias con In the mood for love de Wong Kar Wai, cambia cada vez que la veo..tiene una gran magia de detalles que cuentan historias...

Seguramente el cine es un gran invento, una especie de fabrica de sueños..maquina del tiempo...y como dices tu un narcotico.

besos

Ana dijo...

Es una droga en el mejor sentido. A mi me hace olvidar cualquier problema que tenga y salgo como entre nubes.

Elena dijo...

Una entrada estupenda, Laura. Odio ese cine absurdo donde el espectador no debe pensar en nada, porque si piensa se dará cuenta de que lo que está viendo en pantalla es un atentado a su inteligencia. El cine debe emocionar y hacer sentir cosas mucho más allá del vértigo de una persecución de coches.

Por cierto, a mí sí me gustan las palomitas, aunque prefiero comerlas en mi casa que en el cine.

Un saludo

Chiara Boston dijo...

Frac, gracias por tus comentarios sobre mi casa. Ya ves que alguna vez me decido a salir de mi capullo y mirar lo exterior. A medida que leo a Marai, no puedo dejar de pensar en vos y tu cariño por Hungría. Nunca llegué a Budapest, aunque lo intenté. Y si fuera de tu mano?

Alicia, como siempre, tu practicidad me conmueve. Es cierto, todo se puede expandir y achicar de modo increíble.

Mi despertar, vaya honor me has hecho!!! Gracias!! Me parece preciosa tu idea de poner un blog del día.

El toro de barro, gracias a vos por el poema!!

Martita, el problema es que yo no reconozco esos viejos códigos en el cine actual (aunque no dejo de ir, claro). Eso es lo que intenté transmitir en mi mensaje, pero se ve que las labores de costura me irían mejor (y mirá lo que te digo! yo que para coser un botón dejo una pelotita del hilo del otro lado!). En la escuela de hoy en día dirían: no alcanzó el objetivo.

TicTac, yo detesto las películas de acción. No he visto el film que mencionas, pero ya lo agrego a la larga lista de películas que guardo en un archivo para mis visitas a Blockbuster.

Ana, supongo que depende de la elección de películas. El otro día vi en el cine Bourne el ultimatum, mientras hacía la lista de compras de supermercado y mandaba mensajitos de cumpleaños a amigos desde mi celular. Todo sea por el marido!!!

Elena, gracias infinitas por comprender la sutileza de mis palabras.