11.7.06

Pasión italiana

Ser turista en Italia es como escuchar una radio con interferencia. Uno entiende la mitad de las cosas y se queda en ascuas respecto a la otra mitad. Y eso, para los obsesivos de las palabras, es una verdadera tortura.

Hacía días que, en Milán, me devanaba los sesos por descifrar la asociación entre la palabra macchiatto y el nombre del delicioso cafecito que me tomaba después de cada comida. El “cortadito” argentino, el café con un chorrito de leche. En Italia, el macchiatto. Tavolo suena a tabla y de ahí, se entiende mesa. Poltrona suena a descansar trasero y de ahí, a silla. Pero macchiatto ¿a qué sonaba macchiatto? No había forma de encontrar la relación.

-Café…avec un poco de latte… grazie-, le digo a la camarera, que comprende mi disparate en lengua romance y me coloca el cortadito al lado del copón de vino.
-Macchiatto per lei.
-¿Qué significa macchiatto, Rossana?- le pregunto, aprovechando el nombre bordado en su bolsillo para hacerme la amigota y retener su atención.
-¿Macchiatto? Eh... Macchiatto e questo-. Y señala la tacita.
-Sí, lo se, pero ¿qué significa macchiatto en realidad?
-¿Macchiatto? ¡Ah! Macchiatto- y se señala la camisa, con una pícara sonrisa granate.
-¿Camisa?
-No, non e camisa… macchiatto-, y se señala la manga, punteando insistentemente con el dedo.
-¿Manga? Repito, y me toco mi propia manga sin comprender demasiado la relación.
-No, non quello. Questo e macchiatto.
-¿Tela?
Frustrada, Rossana fija los ojos en el techo y aprieta los labios, ladeándolos de derecha a izquierda y de izquierda a derecha como ponderandos soluciones. De pronto, me mira con ojos de hallazgo y sonríe contenta.
-Guarda qui. Guarda qui.
Sin ápice de dubitación, toma la copa de vino y tras un enérgico sacudón, desparrama íntegramente el contenido sobre el mantel.
-Macchiatto… Macchiatto…Ma-cchia-tto. ¿Capisce?
-Ah…¡manchaaaaado! Claro, ¡manchado con leche!- exclamo satisfecha, intentando esquivar el río rojo que se desliza por il tavolo hacia mi persona.
-Ecco, ¡macchiatto!- dice la tana, con una alegría tan ancha como sus caderas.

Sólo un italiano puede explicar un término con tanta vehemencia. Sólo un italiano puede besar la copa del mundo con la pasión que amerita un encuentro sexual. ¡Pura passione!

Pero la palabreja jamás se me olvidó. Y, sin dudarlo un instante, el día que conocí a mi perro y le ví las manchas, lo bauticé Macchiatto. Macchi, para los amigos.

7 comentarios:

MmdTh Alias Vane, Pao dijo...

Gracias por seguir nutriendo el blog!!! todo lo que puedas, sigo ansiosa de leerte!

Anónimo dijo...

Forza Italia! Campioni siamo noi!

Los italianos, ah! los italianos, vivaces y alegres, besaron y besaron la copa, amorosos, divertidos, sonrientes... sí, con pasión!

Laura, nunca olvidaré tu cara al contar esta historia!!!
Brava bambina! Y bravo Macchi!

Ciao

Ana dijo...

la historia ´ta buenísima! Una rascada de cabecita virtual al Macchi!

Montse dijo...

Petonets para ti y una caricia para Macchi... por cierto, las manchas, de qué color son? Qué "marca" de perro es?

Chiara Boston dijo...

Vane, el tiempo no me sobra, pero el vicio es grande. Gracias por tus ánimos!

Mati, me disparas los pensamientos.

Brigitte...un placer tenerte por aqui.

Ana, Montse...Macchi es blanco con manchitas marrones. A que lo creían rojo??? Es un Terrier Jack Russell nacido en Boston. Tan anglo como mis hijos, que tb tienen nombres italianos.

Supongo que el nombre de Capuccino hubiera sido más acertado, pero la explicación de la tana valió el bautismo.

Besos, chicas...

Anónimo dijo...

Tengo entendido de que en Italia un nombre común de perros es macchiatto tal como "spot" en países anglosajón.

Aunque en el momento de nombrar a nuestro perro Macchi no sabíamos eso y pensábamos que éramos muy original (y por supuesto viajado/internacional).

Chiara Boston dijo...

Escuchame, fruta fresca, no deschaves nuestra vulgaridad. Si hay miseria, que no se note...