11.6.06

La casa en orden

A decir verdad, esto de tener un blog me entusiasma bastante. Es algo así como irse a vivir solo y meterse de lleno en el acondicionamiento del nuevo hogar. Una plantita por aquí (artificial porque soy asesina seriada de viveros), el estéreo por acá, el rincón para dejar llaves y recibos de supermercado, la repisa para los libros, y todos esos otros detalles esenciales para que la casa sea una fiel representación de uno mismo. Quizás esto explique por qué aún no he colocado links, ni fotos ni musiquitas: la decoración y el acicalamiento de los ambientes me dan mucha pereza. No es lo mío y, por eso,lo postergo. Lo que sí me inquieta considerablemente es la cuestión temática, o sea, el alimento que se ofrece al lector. ¿Le haremos comida picante o suave? ¿salada, dulce o amarga? ¿local o foránea? ¿Italianamente excesiva, afrancesadamente escasa o americanamente chatarra? ¿Qué cocinamos? Porque convengamos en que no es cuestión de atosigar, empalagar, dejar con hambre ni indigestar a nadie. ¿Qué querrá el señor lector? ¿Y qué será capaz de dar el señor cocinero?

Supongo que se terminará haciendo lo que dicte el ánimo y la ocasión. Ya veo que durante los días en que me tapen los diccionarios y los plazos de entrega, comeremos poco o nada y la puerta de casa se abrirá con los mismos post de hace dos semanas, cual platos sucios amontonados en la pileta.

No obstante, como cocinar es la labor doméstica que más me gusta, literal y figuradamente, sé que tarde o temprano regresaré con algún platito letrado.

Intuyo que el secreto del blog radica en no dejar que las malezas y los bichos se coman la casa.

Desde hace ocho años, participo en un foro que me regaló grandes satisfacciones. Al principio, éramos muy pocos y teníamos una relación casi fraternal. Todos cuidábamos y venerábamos esa cuevita que nos habíamos fabricado y a la que gradualmente iban incorporándose más personas, más temperamentos y más atropellos. El foro se agrandó, se ramificó, se diversificó y finalmente se mudó.

El otro día encontré, entre mis favoritos, el enlace del sitio original. Por pura curiosidad, hice clic y me sorprendí al ver que se abría una página. Ahí estaba nuestro viejo foro, celeste como siempre y con su título impecable, pero ocupado por cientos de intrusos que anunciaban juguetes eróticos, aspiradoras a precio promocional, planes de financiación y hierbajos medicinales para combatir languideces a la hora de la verdad.

Y aunque parezca tonto, me entristeció.

No quisiera que mi blog llegara a ese estado. Salvo que, claro está, decida cambiar de rubro y me abra yo misma una ciber-tiendita de juguetitos para el amor. ¡Todo a crédito, no se aflijan!

1 comentario:

Vico dijo...

Luaris, no te preocupes tanto de lo que vas a ofrecer al lector. Sentate y escribí. Que lo que salga será como siempre, auténticamente hermoso. Con todos sus matices desde lo analítico, lo irónico, lo profundo, lo dulce, bla bla bla...

Yo por lo pronto, quiero devorarme todo lo que escribas aquí.
La casa te va quedando preciosa...paso y me quedo mucho rato. Después, me voy con más cosas buenas en mí. Besos.
ah quedaste preciosa en la foto!! jeje