Nos alegramos al vernos. Nos acercamos. Nos abrazamos e intentamos un beso.
¡Ay! ¡Dolió, che!
Fue un choque de huesos, los cada vez más prominentes
huesos de nuestros rostros.
No es la dieta, no.
Es simplemente que ha desaparecido la mullida tersura de los años jóvenes
y asoma sin piedad la calavera.
2 comentarios:
Gracias, Pedro. No he visitado aún Valparaíso pero tu comparación me habla de alma, de esencia local, y eso me gusta.
!Venga un huesazo, amiga!
Desde mi segunda residencia
Chau
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