18.9.06
Heridas del mal humor
Benito, hamster amigo. Girá en la rueda, vení hacia mí, dormí conmigo. Te quiero. Vamos a practicar el salto. Del tronco a la rueda y de allí, otra vez a girar. Practicá, practicá, Benito. ¡Qué lindo sos! Blanquito y suavecito. Todo mío. Te quiero tanto como lo quería a mi papá. En realidad, a mí papá todavía lo quiero, aunque se haya ido al cielo. Seguro que está super orgulloso de tus saltos. Saltá, Benito. Yo te ayudo. No te preocupes por los gritos de Carlos. ¿No sabés que el marido de mi mamá siempre está de mal humor? A mí me dice burro y haragán, pero no me importa. Benito, girá en la rueda. Yo te ayudo. Dale, vení.
Sí, Carlos, ya te escuché. No, todavía no hice la tarea. ¡Claro que te estoy escuchando! Es que a Benito se le enganchó la patita en la rueda. Esperá. Sí, te escucho, Carlos. No grites que Benito se asusta. Carlos, sí que te estoy prestando atención, pero Benito no es un ratón de mierda. No le digas eso. ¡Vos no sabés nada!
Carlos, dejá a Benito. Carlos, no, Carlos, no, Carlos, no. ¡Por favor, Carlos! Dame a Benito. No lo aprietes así, que le duele, pobrecito. Carlos, dámelo, ¿qué hacés? No abras la ventana que el tráfico de abajo lo aturde mucho. Carlos... Carlos, no.
¡Carlos, NOOOOOOOOOOOOOOO!! ¡¡ESTÁS LOCO???!!
¿No ves, hijo de puta, que Benito todavía no aprendió a saltar del octavo piso?
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17 comentarios:
Aunque mi fobia por los animales es más que evidente, me dio pena hoy el pobre Benito. Si te pasas por el nuevo sitio del rinconcito entenderás por qué.
http://elvalleencantado.blogspot.com
Las mascotas suelen ser un refugio para esos niños con carencias afectivas derivadas de una pérdida, como por ejemplo, la muerte del padre.
Una pena que el nuevo marido de la madre sea incapaz de ver que además de esa mujer hay un niño, en plena etapa de desarrollo emocional al que le está talando de muy mala manera la vida.
El mensaje que le envía es: todo cuanto ames lo pierdes.Primero tu padre, ahora Benito.
Un abrazo Lau, me ha gustado mucho.
Pero Benito era en realidad el ratón Pérez, muy inteligente el, y tenía un mini-paracaídas de colores, hermoso, que lo hizo descender suavemente hasta la vereda. Allí tuvo que esperar un rato para entrar rápidamente al ascensor y que la jóven que estaba alli no lo viera, porque seguro se iba a asustar (y no tenía silla donde subirse).-
El niño casi muere de alegría, y Carlos, nunca mas estuvo malhumorado, porque pensó que se trataba del hámster vuelto del mas alla ...
ay! está terrible. Y muy cercano de algunas realidades
Ay, maría del norte, suerte q lo has arreglado pq s m había quedado un mal cuerpo... M lo he imaginado todo tal como lo has contado... rollo Stuart Little, sabes?
Muy buen post, Laura. M has hecho pensar en la relación q tiene el marido d mi hermana con el hijo mayor d ésta (d un matrimonio anterior) Curiosamente el elemento tb s llama Carlos. Bruja, más q bruja!!!
Le diré a mi sobrino q esconda el hamster, por si acaso... :-)
Cielos, qué tremendo!
laura no te perdono que hayas subido este post! es casi media noche cuando lo leo, ODIO haberlo leido...
no aguanto el maltrato a los animales, cada vez lo soporto menos! me afecta mas leer un post como este que un tipo que se esta tirando de un octavo piso...grrrrrrrr....
sorry, pero me he quedado super enojada, triste, angustiada, y con ganas de matar a todos los carlos del mundo no, mejor matarlos no, torturarlos de a poquito...
escribis tan bien que me provocas todo esto, espero tu proximo post que no me deje tan mal...
Charru,
Si quieres encargarte del Carlos al q yo hacía alusión tienes mi licencia. T doy sus señas ya! Eso sí, tienes q acercarte a BCN, pero tranki, t pago viaje y dietas. :-)
Me pregunto si Carlos era una parte de tí mismo (dueño de Benito) y me pregunto si Benito cayó en yerba blanda y se libró del "amor" obsesivo... me pregunto si Benito ya estaba muerto.
Vaya... has escrito algo magistral, hizo un nudo en el estómago. Gracias por visitar a bemol.
No soy amante de los bichos, pero me dio cosita :)
Hola Laura:
gracias por visitarme y por dejarme tus palabras de aliento. Me encantó Benito pero qué final "infeliz". Será que la vida no siempre es una novela?
Besos
piel de gallina!!!!!!
sos una genia Lau!!!!!!
Bueno, escribiré a todos juntos, (no sin antes agradecer sus comentarios, visitas y apoyo) porque me han llamado poderosamente la atención la diversidad de miradas que tuvo mi post. Hubo quienes se enfocaron en el niño y en su pérdida, hubo quienes se solidarizaron con Benito el hamster y se metieron en su muerte, y hubo también quien posó sus ojos furiosos y vengativos en Carlos (alias cuñado malnacido, cuyos datos podemos conseguir fácilmente y a bajo precio en caso de necesitar un desquite emocional).
Tampoco faltó quien vinculó al ratón con un amor obsesivo de mi cosecha...ni quien disfrazó a Benito de Stuart Little, con paracaidas, avioncito y hasta noviecita ex-mafiosa ex-masoquista.
O sea... la literatura ofrece una imagen cuya forma y color dependerá de la lente, el ánimo, la experiencia y la situación de quien la mire.
Esta historia es real... pero ya ni se a quién le sucedió. La escuché hace muchos años y, aunque nunca me contaron los detalles, la imaginé en mi mente de esta forma... Lógicamente, teñida con el color de mis neuras...y sin pensar en el olor a ratón que tendría el cuarto del niñito...
Besitos a todos...
No me queda nada por decir, salvo que yo tb puedo mandar señas de algún hijoputa.
O, si no hay inconveniente, mando al elemento directamente!!!
La lente, he ahí la cuestión.
La percepción de las cosas.
Durante años estudié el tema de las lentes que convergen la luz o que la dispersan, el punto focal... y nada, ni con título académico!!!
Gracias por tus palabras...que fuerte tu texto. Y para seguir con este divertemento de palabras podríamos imaginar que el niño creció y que nunca olvidó... que su soledad empezó a tejerse en ese momento y ya grande con sus propios hijos y cientos de hamster jugando en sus ruedas en su quinta recibió la visita de Carlos que venía a pedirle perdón por el abrazo no entregado a tiempo y el otrora niño perdonó y lo invitó a dormir a su casa y llegada la noche cientos de piecesitos se sienten por la casa, que bulle que chillidos misteriosos sólo para descubrir al otro día el cuerpo de Carlos a los pies de un acantilado cercano.
Ay, Laura! Qué mala suerte tengo... poca fortuna! Justo en mi primera visita a tu blog y encuentro esta historia. Yo, que si alguien solamente mira mal cualquier animal puede desatar la furia de la luchadora de sumo que llevo dentro.
Yo, que me interponía entre el plumero de mamá y la telaraña de la arañita, Silvia, la del desvan.
Y el plumero de mamá no era peso pluma. En fin, Laura, no tomes demasiado en serio a esta perturbada. Me encanta conocerte!
¡Joder!, con perdón, ¿Carlos qué se llama?
Como siempre un lujo, y gratis.
Sí, si , ando un poco mosquis con el contable.
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